Oseas  1 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 11 versitos |
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OSEAS

Palabra del Señor que recibió Oseas, hijo de Beerí, durante los reinados de Ozías, Yotán, Acaz y Ezequías en Judá y en tiempo de Jeroboán, hijo de Joás, en Israel.
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El mal amor

Comienzan las palabras del Señor a Oseas: Dijo el Señor a Oseas:
– Ve, toma por esposa a una prostituta y ten hijos bastardos, porque el país está prostituido, alejado del Señor.
3 Fue y tomó a Gomer, hija de Diblaín, que concibió y dio a luz un hijo.
4 El Señor le dijo:
– Llámalo Yezrael, porque muy pronto pediré cuentas de la sangre de Yezrael a la dinastía de Jehú y pondré fin al reino de Israel.
5 Aquel día romperé el arco de Israel en el valle de Yezrael.
6 Ella volvió a concebir y dio a luz una hija. El Señor le dijo:
– Llámala: No-compadecida, porque ya no me compadeceré de Israel ni lo perdonaré.
7 Pero de Judá me compadeceré y lo salvaré, porque soy el Señor, su Dios. No lo salvaré con arco, ni espada, ni batallas, ni caballos, ni jinetes.
8 Cuando Gomer dejó de amamantar a No-compadecida, concibió y dio a luz un hijo.
9 El Señor le dijo:
– Llámalo: No-pueblo-mío, porque ustedes no son mi pueblo y yo no estoy con ustedes.
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Salvación
Rom 9,26s

El número de los israelitas
llegará a ser
como la arena de la playa,
que ni se mide ni se cuenta,
y en lugar de llamarlos
No– pueblo– mío,
los llamarán Hijos del Dios viviente.
11 Se reunirán israelitas con judíos
y se nombrarán un único caudillo
y resurgirán de la tierra,
porque es el día grande de Yezrael.

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Introducción a Oseas 

OSEAS

Época. Según el título del libro, el profeta Oseas, hijo de Beerí ejerció su actividad en el reino del Norte, durante el reinado de Jeroboán II (782-753 a.C.). Jehú, jefe militar de una guarnición, se levantó a vengar violentamente los crímenes pasados y selló la venganza haciendo asesinar a Jezabel en el campo de Yezrael -con matanzas criminales vengó crímenes pasados-. Fundó una vigorosa dinastía que contó cinco reyes y duró cien años (841-753 a.C.); el penúltimo rey de esta dinastía fue Jeroboán II. Durante su reinado restableció las fronteras nacionales, desde el Paso de Jamat hasta el Mar Muerto, sometiendo de nuevo el reino transjordánico de Moab.
Con la paz vino la prosperidad, y con ella graves diferencias sociales, lujo, confianza en los bienes de la tierra, corrupción de costumbres. Pero también cultivo de las artes: con dependencia extranjera en las artes plásticas, con soberana maestría en la literatura. En este siglo comienza una edad de oro literaria -al menos una época clásica- que culminará con Isaías, y que cuenta con poetas tan importantes como Amós y Oseas, y magníficos narradores como los autores de tantas páginas incorporadas en el libro de los Reyes.
A la muerte de Jeroboán II comienza la rápida decadencia del reino del Norte. En treinta años se suceden cuatro dinastías por asesinato y usurpación. El reino dejó de existir en el 722 a.C. El título del libro, con su cronología parcial, da a entender que la actividad de Oseas continuó tras la muerte de Jeroboán II; de hecho en sus páginas se reflejan los cambios violentos de dinastías. No sabemos si el profeta llegó a contemplar la destrucción de su patria.

Temas de su profecía.
Oseas es sobre todo un profeta acusador. El pecado capital que denuncia es la infidelidad al Señor, presentada como fornicación, prostitución y adulterio. Esa infidelidad se muestra ante todo en el culto de los ídolos, con sus altares y sacrificios, las consultas a los adivinos, los cultos de fertilidad y la prostitución sagrada. Otra forma de infidelidad son las alianzas políticas, especialmente con Asiria y Egipto cuyo poderío militar y político ocupa el puesto de Dios. Sus consecuencias son la dependencia económica, tributos onerosos, y al final la represión y la deportación (7,8-12; 8,9s).
En sus profecías se puede resaltar la denuncia a la confianza del pueblo en sus fortificaciones militares y en sus riquezas (8,14; 11, 13s; 12,9); su ambición, con sus secuelas de usurpaciones, la inestabilidad política, y la debilidad del rey (7,3-7; 10,15; 13,10s). Finalmente, aunque con menos desarrollo que en otros profetas, denuncia las injusticias sociales (4,1s; 6,6.8s; 7,1; 10,12s).

Mensaje religioso. Domina en la predicación de Oseas la articulación pecado-castigo, muchas veces con la correspondencia inspirada en la ley del Talión: porque rechazan son rechazados, por olvidarse serán olvidados, una infidelidad engendra otra, los cultos de fertilidad producen esterilidad, la paloma atolondrada cae en la red, la novilla atrae el yugo, el arco falso provoca la espada certera. A veces se enuncia genéricamente (5,5; 7,2), y en forma de aforismo suena así: «Siembran vientos, cosechan tempestades».
Sin embargo, esta «ley del Talión» no es la última palabra del Señor; su amor es su última palabra, y porque sigue amando habrá salvación. Es más, el perdón está concedido antes de que el pueblo se convierta. Esta inagotable paciencia y fidelidad de Dios a su pueblo viene expresada en la imagen más importante del libro: el símbolo conyugal con que Oseas representa las relaciones de Dios con su pueblo.
Quizás el amor inquebrantable a su esposa infiel, le hizo al profeta penetrar en el misterio del amor de Dios a su pueblo. Dios es como un esposo, celoso pero paciente, siempre tendiendo la mano y esperando que su pueblo le corresponda con la fidelidad de una obediencia amorosa.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Oseas  1,1Ubicación histórica del profeta y de su ministerio. Por la sucesión de reyes mencionada, se trata del s. VIII a.C. Hay quienes quieren ser más precisos y ubican el personaje entre el 755 y el 725 en el reino del Norte. Algunas pistas hacen pensar en actuaciones específicas en los santuarios de Betel y Guilgal.


Oseas  1,2-9El mal amor. La experiencia amorosa de Oseas se convierte en la «ayuda didáctica» con la cual intentará ilustrar a su pueblo la lectura que hace sobre las relaciones entre Israel y su Dios. El resto del libro debe ser leído como una ampliación cada vez más detallada de esta «fotografía» del álbum familiar que nos presenta el profeta: un matrimonio especial, por el hecho de realizarse con una prostituta, y la procreación de hijos que llevan nombres simbólicos para transmitir lo que está sintiendo Dios por Israel, todo ello condimentado con el amor tierno, sencillo y a toda prueba de Oseas por Gomer, su esposa, y su paternal cariño por sus hijos. Éstas son experiencias personales que el profeta va trasladando a su predicación para que el pueblo pueda entender cómo están las cosas con Dios.