Exodo  31 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 18 versitos |
1

Artesanos del Santuario
35,30-35

El Señor habló a Moisés:
2 – He escogido personalmente a Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá,
3 y lo he colmado de dotes sobrehumanas, de destreza, habilidad y saber en su oficio,
4 para que proyecte y labre oro, plata y bronce;
5 para que talle piedras y las engaste; para que talle madera, y para las demás tareas.
6 Le doy como ayudante a Ohliab, hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan. A todos los artesanos les he dado habilidad para que hagan todo lo que te he mandado,
7 la tienda del encuentro, el arca de la alianza, la placa que la tapa y todos los utensilios de la tienda;
8 la mesa con sus utensilios, el candelabro de oro de ley con sus utensilios y el altar del incienso;
9 el altar de los holocaustos con sus utensilios, la fuente de bronce con su base;
10 todos los ornamentos sagrados del sacerdote Aarón y sus hijos para cuando oficien;
11 el aceite de la unción y el incienso del sahumerio del templo. Lo harán ajustándose a lo que yo he ordenado.
12

Descanso del sábado
Nm 15,32-36

El Señor habló a Moisés:
13 – Di a los israelitas: guardarán mis sábados, porque el sábado es la señal convenida entre mí y ustedes, por todas las generaciones, para que ustedes sepan que yo soy el Señor, que los santifica.
14 Guardarán el sábado porque es día santo para ustedes; el que lo profane será condenado a muerte; el que trabaje será excluido de su pueblo.
15 Seis días podrán trabajar; el séptimo es día de descanso solemne dedicado al Señor. El que trabaje en sábado será condenado a muerte.
16 Los israelitas guardarán el sábado a lo largo de las generaciones como alianza perpetua.
17 Será la señal perpetua entre yo y los israelitas, porque el Señor hizo el cielo y la tierra en seis días y el séptimo descansó.
18 Cuando acabó de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las tablas de la alianza: tablas de piedra escritas por el dedo del Señor.

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Introducción a Exodo 

ÉXODO

El Éxodo, segundo libro del Pen tateuco, es el libro de la li beración y de la Alianza, de los primeros pa sos por el desierto y de la fabricación del instrumental cúltico. Libro heterogéneo por tema y origen. La división te máti ca se da por bloques bastante diferenciados, la división por origen impone mu chas veces destrenzar lo trenzado por el autor del libro ac tual.

Salida de Egipto. Éste es el gran libro épico de la liberación. El Señor irrumpe en la historia poniéndose al lado de un pueblo de esclavos, oprimido por Egipto, una de las potencias de aquel entonces. El faraón resiste al actuar divino por ra zón de Estado: razón política, por que la minoría extranjera se está haciendo mayoría; razón militar, porque podrían convertirse en peli groso apoyo del enemigo; ra zón económica, porque suministran mano de obra gratis.
Es inevitable el choque de fuerzas. En diez encuentros el Señor descarga sus golpes. Los dos primeros encuentros quedan indecisos; al tercero, el Señor se impone; al séptimo, el faraón reconoce su culpa; al décimo, los israelitas son empujados a salir del país de la opresión. El autor último, utilizando textos diversos, compone un cuadro estilizado y grandioso.
El Señor actúa, en parte, por medio de Moisés, el gran liberador humano, que repite por adelantado la experiencia del pueblo, se so lidariza con él, lo moviliza. Se en frenta tenazmente con el faraón y va creciendo en estatura hasta hacerse figura legendaria.
El último acto se desenvuelve en un escenario cósmico: un de sierto hostil que se dilata a la espalda, un agua amenazadora que cierra el paso al frente, un viento aliado que cumple las órdenes de Dios. En la batalla cósmica se consuma la derrota de un ejército prepotente y la salvación de un pueblo desarmado.
Estos capítulos se clavan en la memoria del pueblo, convirtiéndose en modelo o patrón de sucesivas liberaciones; con la misma función penetran en el Nuevo Testamento y extienden su influjo e inspiración incluso a gente que no cree en ese Dios liberador. El Señor será para siempre en Israel «el que nos sacó de Egipto, de la esclavitud».

Historicidad. ¿Quiso el autor escribir historia, o sea, relatar hechos sucedidos? En caso afirmativo, ¿qué criterios y técnicas narrativas empleó? Partiendo del texto, ¿podemos reconstruir un proceso histórico? Y si esto es posible, ¿podemos rastrear sus huellas?
El libro no nos ayuda mucho a responder a estas preguntas, pues es muy vago en detalles significativos, y contiene grandes silencios y lagunas al respecto, p. ej. ¿Cómo se llama el faraón? -En otros libros se suministran nombres: Necó, Nabucodonosor, Ciro, etc.-. No se aducen fechas. Casi todo es anónimo e indiferenciado.
Fuera del libro no encontramos en la literatura circundante referencias precisas a los hechos narrados. La arqueología de Palestina ofrece un testimonio ambiguo. Evidencia movimientos de población y cambios culturales hacia el 1200 a.C. al pasar de la edad de bronce a la del hierro; pero en muchos detalles no concuerda con el relato bíblico.
No cabe duda, sin embargo, que el autor está narrando hechos que sucedieron y que marcaron para siempre la identidad del pueblo de Israel. Y es este sentido de su propia trayectoria histórica lo que quiere dejar constancia escrita.
A favor de la historicidad básica del libro del Éxodo, se aduce la exactitud del color egipcio y muchos detalles: nombres, prácticas, fenómenos. Y sobre todo, un argumento de coherencia: sin una experiencia egipcia y una salida con un guía, es muy difícil explicar la historia sucesiva y los textos bíblicos.
Se señala como fecha más probable para los acontecimientos el reinado en Egipto de Ramsés II, nieto de Ramsés I, fundador de la dinastía XVIII, e hijo de Seti I, quien restableció el dominio egipcio sobre Palestina y Fenicia. Firmado el tratado de paz con el monarca hitita Hatusilis III, el faraón sucumbió a una fiebre constructora; ciudades, monumentos, estatuas.

Mensaje religioso. Pero por encima de todo, el Éxodo es el testimonio de la revelación de Dios como liberador, sensible al dolor y al clamor de un pueblo que sufre la opresión y que, por tanto, decide inclinar su fuerza en favor del débil.
Esta auto-revelación de un Dios que no tolera la opresión ni la injusticia, es la clave para entender la forma cómo la fe israelita describe las acciones que dieron como resultado su liberación del poderío egipcio. Pero también sigue siendo la clave permanente para que todo pueblo oprimido, de hoy y de mañana, se sacuda de la opresión de toda esclavitud, contando siempre no sólo con la aprobación de Dios, sino lo que es más importante, con el poder y el aliento de su presencia liberadora.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Exodo  31,1-11Artesanos del Santuario. Para dar el realce sagrado que corresponde al Santuario como lugar de la presencia divina se establece el carácter de elección divina de los artesanos que están dotados de habilidades sobrehumanas para realizar su trabajo (3.6b). En el antiguo Canaán, la construcción del templo de Baal estuvo dirigida por el dios de los artesanos. Es la manera como la corriente sacerdotal (P) rodea la construcción del templo y las instituciones cultuales de una autoridad divina, de la que proceden directa o indirectamente las órdenes. Sabemos que esta corriente (P) hace coincidir la creación del mundo con la construcción del Santuario «portátil» en el desierto y la erección definitiva del templo en la tierra prometida. Con ello se sustenta la convicción teológica de la presencia permanente de Dios en medio de su pueblo.


Exodo  31,12-18Descanso del sábado. En Éxo_16:23-30, la corriente sacerdotal (P) ya había hecho una conexión muy interesante del sábado con el don del maná en el desierto para decir que la recolección del maná -símbolo de la necesaria búsqueda humana de la subsistencia- debía respetar un ciclo de actividad y de reposo -el hombre y la mujer son algo más que meros entes condenados a sobrevivir-. Dicho reposo estaba ordenado por Dios mismo. En aquella ocasión, esta corriente (P) lo encuadra con el maná, pero no lo explica. En este pasaje lo saca de nuevo a la luz para conectarlo con todo el documento sobre las estipulaciones para construir el Santuario, pero además lo conecta directamente con las faenas de la creación divina (17) y le da un valor de signo de Alianza entre Dios y su pueblo (13.17). Quebrantar el sábado conlleva la pena de muerte (15). Seguramente, habría muchas infracciones contra la observancia del sábado, pero en la Escritura encontramos sólo un caso en el cual es ejecutado el infractor (Núm_15:32-36).