Hageo  1 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 15 versitos |
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AGEO

El año segundo del reinado de Darío, el día primero del sexto mes, el Señor dirigió la palabra, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote:
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Primer oráculo

– Así dice el Señor Todopoderoso: Este pueblo anda diciendo que todavía no ha llegado el momento de reconstruir el templo.
3 Y el Señor dirigió la palabra, por medio del profeta Ageo:
4 –¿De modo que es tiempo de vivir en casas lujosas, mientras el templo está en ruinas?
5 Pues ahora, así dice el Señor Todopoderoso:
Fíjense en su situación:
6 Siembran mucho,
pero cosechan poco,
comen,
pero se quedan con hambre;
beben, pero siguen sedientos;
se abrigan, pero tienen frío;
y el asalariado
guarda su paga en saco roto.
7 Así dice el Señor Todopoderoso:
Fíjense en su situación
8 suban al monte, traigan maderos,
construyan el templo; yo lo aceptaré
y mostraré en él mi gloria
– dice el Señor– .
9 Esperaban abundancia,
resultó escasez;
lo que guardan en su casa,
yo lo disperso de un soplo; ¿por qué?
– oráculo del Señor Todopoderoso– .
Porque mi casa está en ruinas,
mientras ustedes
disfrutan cada uno de su casa.
10 Por eso el cielo ha retenido el rocío
y la tierra ha retenido la cosecha;
11 porque he llamado una sequía
sobre la tierra y los montes;
sobre el trigo, el vino, el aceite;
sobre los productos del campo,
sobre hombres y ganados;
sobre todos sus trabajos.
12 Zorobabel, hijo de Sealtiel, y Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote, y el resto del pueblo obedecieron al Señor; porque el pueblo, al oír las palabras del profeta Ageo, tuvo miedo al Señor.
13 Ageo, mensajero del Señor, transmitió al pueblo este mensaje del Señor:
– Yo estoy con ustedes – oráculo del Señor– .
14 El Señor movió a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judea; a Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo; ellos fueron y emprendieron las obras del templo del Señor de los ejércitos, su Dios.
15 Era el veinticuatro del sexto mes.

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Introducción a Hageo 

AGEO

El profeta y su época. La actividad de Ageo registrada en el libro, se extiende desde agosto a diciembre del 520 a.C., bajo el reinado de Darío de Persia. El año 538 a.C. Ciro permitió a los judíos cautivos en Babilonia volver a su tierra. Un grupo bajo el mando de Sesbasar aprovechó la ocasión, animado quizás por las maravillosas promesas de Isaías II. Pocos años después, capitaneados por Zorobabel y por Josué como sumo sacerdote, regresó otra expedición de deportados. Pero la situación que encontraron fue lamentable: ciudades en ruinas, campos abandonados, murallas derruidas, el templo incendiado.
La predicación de Ageo deja entrever que entre los repatriados cundió el desánimo, de modo que se limitaron simplemente a sobrevivir: reconstruir sus viviendas y trabajar sus campos, descuidando la reconstrucción del templo y las ilusiones de independencia.
Por otra parte, las relaciones entre los pocos judíos que permanecieron en la tierra y los regresados del exilio con comprensible complejo mesiánico, se deterioró rápidamente. Tampoco ayudaba el ambiente de revueltas y levantamientos en el imperio babilónico después de la muerte de Ciro, hasta que la mano férrea de Darío I impuso de nuevo una paz asegurada solamente por las armas.

Mensaje religioso. La predicación de nuestro profeta gira en torno a dos temas: el templo y la irrupción de la era escatológica, el segundo condicionado por el primero. A diferencia de otros profetas, Ageo no se preocupa de problemas morales, sino del templo como lugar de la presencia del Señor en la tierra, y es esta presencia la que traerá la paz, de la mano de un elegido de Dios, de un rey de la estirpe de David. Estas esperanzas mesiánicas las recoge, de momento, Zorobabel, el restaurador del templo.
El horizonte mesiánico que abrió Ageo, se cumplió en Jesús de Nazaret. El oráculo de la presencia salvadora del Señor «Yo estoy con ustedes» (1,13), resonará en las palabras del resucitado: «Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos» ( Mat_20:28 ). Y esta presencia tendrá un nuevo templo: su cuerpo muerto y resucitado: «Derriben este santuario y en tres días lo reconstruiré... pero él se refería al santuario de su cuerpo» ( Jua_2:19 .21).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Hageo  1,1Título del libro. Con el estilo de una crónica se nos informa de la identidad escueta del profeta y de los destinatarios del primer oráculo. Por lo demás, nada se sabe sobre Ageo. Hemos de suponer que se trata de un profeta cultual de Jerusalén.


Hageo  1,2-15Primer oráculo. Han pasado varios años desde que Ciro, rey persa, había firmado el edicto que autorizaba el regreso de los desterrados a sus lugares de origen. Los hebreos regresaron a Jerusalén acompañados por Zorobabel como gobernador y por Josué como sumo sacerdote. El ánimo y el espíritu inicial era reconstruir tanto la ciudad como el templo. Sin embargo, aquel primer impulso se había ido perdiendo, y la realidad con que se encuentran es muy diferente: falta de medios, enfrentamientos y acusaciones mutuas entre los que han regresado y los que se han quedado; en fin, el letargo propio de una religión que había sido sacudida violentamente.
La estrategia de Ageo es animar a todos los fieles a poner mano en la reconstrucción del templo como base principal para que Dios comience a cumplir sus promesas: 1. Mostrar su Gloria (8) para dar sentido a una vida que se afana mucho sin obtener apenas nada, viviendo en casas cubiertas, mientras el templo se halla en ruinas (4-6). 2. Bendecir a la tierra y sus habitantes con abundancia de frutos hasta ahora ausentes por la carencia del templo y de la presencia de Dios (9-11). Los versículos 12-15 registran el efecto producido por la predicación del profeta. Pocos, o casi ningún profeta, pudo obtener este resultado tan inmediato de su predicación.