Eclesiástico 7 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 38 versitos |
1

Proverbios varios: serie negativa

No hagas el mal, y el mal no te alcanzará;
2 aléjate del pecado, y se apartará de ti;
3 no siembres en los surcos de la maldad,
si no quieres cosechar siete veces más.
4 No pidas a Dios poder ni al rey un puesto de honor;
5 no presumas de justo frente a Dios ni de prudente frente al rey;
6 no pretendas mandar si te falta energía para reprimir tu soberbia;
pues te acobardarás ante el noble
vendiendo por dinero tu integridad.
7 No te muestres injusto en la asamblea
ni te rebajes delante de la población.
8 No te enredes dos veces en un pecado,
porque ni de uno solo quedarás sin castigo.
9 No digas: Dios mirará mis muchas ofrendas,
el Altísimo recibirá mis súplicas.
10 No seas impaciente en tu oración
y no seas avaro en tus limosnas;
11 no desprecies al hombre afligido,
recuerda que hay quien levanta y humilla.
12 No trames violencias contra tu hermano
ni tampoco contra tu amigo y compañero;
13 no te complazcas en mentir,
nada bueno puedes esperar de ello;
14 no te metas en la deliberación de los que gobiernan
ni multipliques las palabras de tu oración.
15 No hagas de mala gana las tareas de servicio,
pues el trabajo lo ha creado Dios.
16 No te creas que eres más que los otros;
recuerda que la cólera de Dios no tarda;
17 humilla más y más tu soberbia,
pues al hombre lo esperan los gusanos.
No insistas repitiendo tu súplica,
encomiéndate a Dios y acepta su camino.
18 No cambies un amigo por dinero
ni a tu hermano querido por oro de Ofir.
19 No repudies a una mujer sensata,
su belleza vale más que corales.
20 No maltrates al servidor cumplidor
ni al obrero que se dedica a su oficio.
21 Ama al servidor inteligente como a ti mismo
y no le niegues la libertad.
22

Serie positiva

Si tienes ganado, cuida de él; si te es útil, consérvalo;
23 si tienes hijos, edúcalos; cuando aún son jóvenes, búscales mujer;
24 si tienes hijas, vigila su cuerpo,
y no seas condescendiente con ellas;
25 casa a tu hija y habrás hecho una gran tarea,
pero dásela a hombre prudente;
26 si tienes mujer, no la aborrezcas,
pero no te fíes de una que no amas.
27 Honra a tu padre de todo corazón
y no olvides los dolores de tu madre;
28 recuerda que ellos te engendraron,
¿qué les darás por lo que te dieron?
29 Teme a Dios de todo corazón
y venera a sus sacerdotes;
30 ama a tu Creador con todas tus fuerzas
y no abandones a sus servidores;
31 honra a Dios y respeta al sacerdote,
y dale su parte como está mandado:
grano escogido, contribución para el culto,
sacrificios rituales, ofrendas consagradas.
32 Extiende la mano también al pobre,
para que sea completa tu bendición;
33 sé generoso con todos los vivos
y a los muertos no les niegues tu piedad;
34 no des las espaldas a los que lloran
y guarda luto con los que están de luto;
35 no abandones al que está enfermo,
y él te querrá.
36 En todo lo que hagas piensa en el final,
y nunca pecarás.
37 --
38 --

Patrocinio

 
 

Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas

Eclesiástico 7,1-21Proverbios varios: serie negativa. Esta serie de proverbios que comienza con una negación, invita a una vida sencilla, sin complicaciones, ya que así debe ser la vida del sabio. No encontramos aquí ninguna organización temática, pero sí podríamos resaltar algunas ideas que apuntan a ese estilo de vida sencillo que todo hombre debería perseguir: evitar el mal y la injusticia (1-3); no pedirle a Dios cargos de honor (4-7); contar siempre con la paciencia y misericordia de Dios (8s); no complicar la vida al prójimo atribulándolo o tramando violencia contra él (10-14); dignificar el trabajo (15); tener confianza y seguridad en Dios y en su respuesta (17); integridad en la relación con los demás, transparencia y lealtad al amigo, a la mujer sensata y al buen siervo (18-21).


Eclesiástico 7,22-36Serie positiva. En esta sección encontramos prácticamente todo lo que formaba parte del universo del hombre de finales del Antiguo Testamento; Ben Sirá invita a que la relación personal con cada elemento de ese mundo sea algo auténtico y que sirva realmente de provecho y de crecimiento para el individuo; se menciona por tanto lo que un hombre poseía: ganados, hijos, hijas, mujer, padres y prójimo en general, sacerdotes y Dios. Con cada una de estas realidades, la persona debía fijar una relación de responsabilidad: conservando el ganado (22); educando a los hijos y buscándoles mujer (23) lo cual era absolutamente normal, el matrimonio de los hijos lo arreglaban sus padres; cuidando del cuerpo de sus hijas y casarlas bien; se entiende aquí que había que cuidar la integridad física de las hijas y en especial su virginidad para poder conseguirles un buen marido y, por tanto, una buena dote (24s); amando y respetando a la mujer amada, pero llegando al caso, también era lícito repudiarla (26), lo cual era una facultad exclusiva del varón; amando, respetando y venerando a los padres y auxiliándolos en sus dificultades (28s.32); siendo generoso y respetuoso con los sacerdotes (29-31) como signo de amor y respeto a Dios (30s); siendo bondadoso y generoso para con los vivos (prójimo) en general (33-35) y siendo piadoso con los difuntos (33b). En definitiva, la motivación para este recto obrar, además del temor y el respeto a Dios, es el pensamiento sobre el «desenlace final». Es probable que ya se estuviera comenzando a perfilar el concepto sobre el «juicio final» que ya para la época del Nuevo Testamento encontramos más desarrollado y que nos describe Mateo en 25, 31-46, aunque hay quienes afirman que podría tratarse también de un concepto de «desenlace» no necesariamente escatológico, sino más bien en relación con la reputación o buena fama que pervive después de la muerte de un ciudadano que haya actuado de esta manera.