Salmos 9 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 20 versitos |
1 Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!
2 Te doy gracias, Señor, de todo corazón
contando todas tus maravillas;
3 quiero festejarte y celebrarte
cantando en tu honor, Altísimo.
4 Porque mis enemigos retrocedieron,
tropezaron y perecieron en tu presencia.
5 Pronunciaste sentencia en mi favor,
sentado en el tribunal, juez justo.
6 Reprendiste a los paganos,
destruiste al malvado
borrando su nombre para siempre.
7 El Señor reina eternamente,
dispone el tribunal para juzgar.
8 Ellos perecieron, se acabó su recuerdo;
redujiste sus ciudades a ruinas perpetuas.
9 Él juzga el mundo con justicia,
sancionará a las naciones con rectitud.
10 El Señor es un refugio para el oprimido,
un refugio en momentos de peligro;
11 los que reconocen tu Nombre confían en ti,
porque no abandonas
a los que te buscan, Señor.
12 Canten al Señor que reina en Sión,
cuenten sus hazañas a los pueblos,
13 pues, el que ama a los que lloran,
recuerda su lamento,
no olvida el grito de los oprimidos.
14 ¡Ten piedad, Señor!
mira mi desgracia, causada por mis enemigos,
tú que me levantas del portal de la Muerte,
15 para que pueda proclamar tus alabanzas
desde las puertas de Sión,
y alegrarme con tu victoria.
16 Se han hundido los paganos
en la fosa que hicieron,
su pie quedó atrapado en la red que escondieron.
17 Apareció el Señor para hacer justicia,
y el malvado se enredó en sus propias obras.
18 Vuelvan al Abismo los malvados,
los paganos que olvidan a Dios;
19 que el indigente
no será olvidado para siempre,
y la esperanza de los pobres
nunca se frustrará.
20 Levántate, Señor, no prevalezca el hombre,
juzga a los paganos en tu presencia;

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Introducción a Salmos

LOS SALMOS

Los salmos son la oración de Israel. Son la expresión de la experiencia humana vuelta hacia Dios. Son expresión de la vida de un pueblo seducido por Dios. La tradición atribuye muchos de ellos al rey David, y algunos a Córaj y a Asaf; pero esto es sólo una cuestión convencional. Una cadena anónima de poetas, a lo largo de siglos, es la imagen más realista sobre los autores de estas piezas.
Como son variadas las circunstancias de la vida y lo fueron las de la historia, así surgieron, se repitieron y se afianzaron algunos tipos de salmos. Por eso resulta preferible una clasificación tipológica atendiendo al tema, los motivos, la composición y el estilo.
Los himnos cantan la alabanza y suelen ser comunitarios: su tema son las acciones de Dios en la creación y la historia. Muy cerca están las acciones de gracias por beneficios personales o colectivos: la salud recobrada, la inocencia reivindicada, una victoria conseguida, las cosechas del campo. De la necesidad brota la súplica, que es tan variada de temas como lo son las necesidades del individuo o la sociedad; el orante motiva su petición, como para convencer o mover a Dios. De la súplica se desprende a veces el acto de confianza, basado en experiencias pasadas o en la simple promesa de Dios.
Los salmos reales se ocupan de diversos aspectos, que llegan a componer una imagen diferenciada del rey: batallas, administración de la justicia, boda, coronación, elección de la dinastía, y hay un momento en que estos salmos empiezan a cargarse de expectación mesiánica. Otro grupo canta y aclama el reinado del Señor, para una justicia universal.
El pecador confiesa su pecado y pide perdón en salmos penitenciales, o bien el grupo celebra una liturgia penitencial. Hay salmos para diversas ocasiones litúrgicas, peregrinaciones y otras fiestas. Otros se pueden llamar meditaciones, que versan sobre la vida humana o sobre la historia de Israel. Y los hay que no se dejan clasificar o que rompen el molde riguroso de la convención.
Los salmos se compusieron para su uso repetido: no los agota el primer individuo que los compone o encarga, ni la primera experiencia histórica del pueblo. Como realidades literarias, quedan disponibles para nuevas significaciones, con los símbolos capaces de desplegarse en nuevas circunstancias. A veces un retoque, una adición los adapta al nuevo momento; en otros casos basta cambiar la clave.
Por esta razón los salmos se conservaron y coleccionaron. Sabemos que surgieron agrupaciones menores y que después se coleccionaron en cinco partes (como un pentateuco de oración): 2-41; 42-72; 73-89; 90-106; 107-150. En el proceso de coleccionar, la división y numeración sufrió menoscabo: algunos salmos están arbitrariamente cortados en dos (9-10; 42-43); otros aparecen duplicados, al menos en parte (70 y 40; 53 y 14). Se explica que en la tradición griega se haya impuesto otra numeración. Aquí daremos la numeración Hebrea, añadiendo entre paréntesis la grecolatina.
En general, el estilo de los salmos se distingue por su realismo e inmediatez, no disminuido por la riqueza de imágenes y símbolos elementales; sólo algunos fragmentos con símbolos de ascendencia mítica se salen del cuadro general. Es intensa la expresión sin caer jamás en sentimentalismo. El lirismo es más compartido que personal; en muchos casos podríamos hablar de planteamientos y desarrollos dramáticos. La sonoridad y el ritmo son factores importantes del estilo. No sabemos cómo se ejecutaban: muchos se cantaban, probablemente con solistas y coro unísono; algunos quizá se danzaban, otros se recitaban en marchas o procesiones; otros acompañarían ritos específicos. Algunas de las notas añadidas por los transmisores parecen referirse a la ejecución. Estas notas, que asignan una situación histórica o dan una instrucción litúrgica, no son originales, por eso han sido omitidas en el texto, aunque entren en la numeración admitida.
Los salmos son también oración privilegiada de la comunidad cristiana y del individuo aislado. Muchos fueron rezados por nuesto Señor Jesucristo, quien les dio la plenitud de sentido que podían transportar. La experiencia de Israel y del hombre pasan por Cristo y debe encontrar de nuevo expresión en estas oraciones; su lenguaje puede llegar a ser lenguaje del rezo cristiano. El libro de los salmos es un repertorio que suministra textos para diversas ocasiones y a diversos niveles; su lectura puede interesar, pero sólo rezados serán realmente comprendidos.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Salmos 9,1-20Este salmo alfabético de acción de gracias con elementos de súplica, forma una unidad con el Sal 10, en el que se continúa el artificio del acróstico. A partir de aquí y hasta el Sal 147, ofrecemos una doble numeración; la más alta corresponde al texto Hebreo; la más baja -puesta entre paréntesis- al texto litúrgico. Dios, rey y juez, dicta sentencia condenatoria para los impíos y favorable para los justos. Éstos son llevados del portal de la muerte a las puertas de Sión, donde proclamarán las hazañas divinas. Los impíos, por el contrario, caerán en su propia trampa. Hch_17:31 menciona el juicio definitivo y universal. El salmo es apto para dar gracias a Dios por su presencia en las luchas y en las victorias de las personas o de los grupos a favor de la justicia.