Malaquías 1 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 14 versitos |
1

MALAQUÍAS

Oráculo. El Señor dirigió la palabra a Israel por medio de Malaquías.
2

Amor de Dios y elección

Dice el Señor: Yo los amo. Ustedes preguntan: ¿En qué se nota que nos amas?
Oráculo del Señor: ¿No eran hermanos Jacob y Esaú? Sin embargo, amé a Jacob
3 y aborrecí a Esaú, convertí sus montes en un desierto, y di su herencia a los chacales del desierto.
4 Si Edom dice: Aunque estemos deshechos, reconstruiremos nuestras ruinas; el Señor Todopoderoso replica: Ellos construirán y yo derribaré. Y los llamarán Tierra Malvada, Pueblo de la Ira Perpetua del Señor.
5 Cuando ustedes lo vean con sus ojos, dirán: La grandeza del Señor desborda las fronteras de Israel.
6

Delitos cúlticos
Lv 22,17-25

El hijo honra a su padre, el servidor a su señor. Pero si yo soy padre, ¿dónde está el honor que me pertenece?; si yo soy el señor, ¿dónde el respeto que se me debe? El Señor Todopoderoso les habla a ustedes: ¡Sacerdotes que desprecian mi nombre! Ustedes preguntan: ¿En qué hemos despreciado tu nombre?
7 Traen a mi altar pan manchado y encima preguntan: ¿Con qué te manchamos? Con pretender que la mesa del Señor puede ser despreciada,
8 que traer víctimas ciegas no es malo, que traerlas rengas o enfermas no es malo. Ofrézcanselas a su gobernador, a ver si le agradan y les muestra su favor – dice el Señor Todopoderoso– .
9 Eso traen y, ¿pretenden que él les muestre su favor? Pues bien, dice el Señor Todopoderoso, imploren a Dios para que él les tenga piedad.
10 Ojalá alguien de ustedes les cerrara las puertas, para que no enciendan inútilmente el fuego de mi altar. Ustedes no me agradan y no acepto la ofrenda de sus manos – dice el Señor Todopoderoso– .
11 Desde donde sale el sol hasta su ocaso es grande mi fama en las naciones, y en todo lugar me ofrecen sacrificios y ofrendas puras; porque mi fama es grande en las naciones – dice el Señor Todopoderoso– .
12 Ustedes, en cambio, la profanan cuando dicen: La mesa del Señor está manchada y su comida no vale la pena.
13 Dicen: ¡Qué aburrimiento!, y me desprecian – dice el Señor Todopoderoso– . Me traen víctimas robadas, rengas, enfermas, y, ¿voy a aceptarlas de sus manos? – dice el Señor– .
14 Maldito el mentiroso que tiene un macho en su rebaño y ofrece una víctima castrada al Señor. Yo soy el Gran Rey y mi nombre es respetado en las naciones – dice el Señor Todopoderoso– .

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Introducción a Malaquías

MALAQUÍAS

El profeta y su época. Malaquías aparece en la Biblia como el último de los profetas, pero lo que nosotros tomamos por nombre propio es sólo un simple título, que significa «Mensajero del Señor». Aparece en 3,1 y de ahí pasó a 1,1 para encabezar algunas profecías anónimas. El autor es desconocido. Por algunos indicios del texto conjeturamos que es del s. V a.C., antes de la reforma de Esdras y Nehemías, entre el 480 y el 450 a.C. El templo está reconstruido y el culto funciona (1,10.12s), sacerdotes y levitas están organizados (2,3-9).
Desanimado el pueblo al ver que las antiguas promesas siguen sin cumplirse, cae en la apatía religiosa y en la desconfianza. Duda del amor del Señor y de su interés por el pueblo, lo cual repercute en el culto y en la ética. Es la impresión que nos deja el breve libro; pero no sabemos si sus rasgos diseñan el cuadro completo.

Mensaje religioso.
En un estilo directo y amenazador se enfrenta con los sacerdotes y levitas que degradan el culto al Señor en el templo, con ofrendas miserables que delatan la falta de disposición interior y la falsa relación que mantenían con Dios. Al igual que Ageo y el Cronista, nuestro profeta ve en la purificación del culto del templo la fuerza espiritual que devolvería la identidad a un pueblo pobre y sometido, y adelantaría la futura restauración mesiánica.
Es en ese futuro mesiánico donde Malaquías, o una adición posterior, contempla un sacrificio puro ofrecido a Dios más allá de Jerusalén y de de su templo: «en todo lugar me ofrecen sacrificios y ofrendas puras, porque mi fama es grande en las naciones» (1,11). Los antiguos cristianos y el Concilio de Trento lo entendieron como una profecía del sacrificio eucarístico de Cristo.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Malaquías 1,1Título del libro. A diferencia de los demás libros proféticos, no aparece tan claro su autor. Según muchos, se trata de un autor anónimo que de algún modo fue denominado con el sustantivo «malaquí» (3,1), que significa «mi heraldo», «mi mensajero».


Malaquías 1,2-5Amor de Dios y elección. Quizás una historia vista más desde el dolor, el sufrimiento y la opresión, no permita percibir con claridad las acciones de Dios a favor de su pueblo. De ahí la pregunta amarga, y cargada de escepticismo: ¿en qué se nota que nos ama Dios? El profeta resalta el amor gratuito de ese Dios que por encima de todo y de todos ha preferido a Israel, pese a que este pueblo nunca le ha sido fiel. En el resto de este capítulo y del siguiente, Malaquías va a demostrar cuán distante se halla Israel del ideal de pueblo elegido y amado por Dios más que cualquier otro.
Malaquías 1,6-14Delitos cúlticos. Malaquías vive una época muy distinta a aquélla que le toca vivir por ejemplo al Primer Isaías, donde se podía hablar del esplendor y la belleza en el templo y en el culto. Ahora las condiciones son de pobreza y de sencillez extremas. Con todo, el profeta no critica ni la pobreza ni la sencillez, lo que critica es la manera como se está pervirtiendo el culto. Una cosa es que haya pobreza y otra cosa es que ni los sacerdotes, ni el pueblo hagan las cosas como debe ser. La crítica de este pasaje va dirigida a los sacerdotes; de ellos depende que el pueblo viva un culto digno. Si ellos no propician esto, el pueblo rebaja también la calidad de dicho culto.
Nótese la manera cómo se acentúa el valor del culto y los sacrificios realizados fuera de Israel (1,11), para decir dos cosas: primera, que todos los cultos de todos los pueblos, en definitiva, corresponden al mismo y Único Dios -universalidad-; y segunda, que a lo mejor esas naciones de todo el mundo dan mayor gloria a Dios en sus cultos que el mismo Israel. Si las cosas no cambian, el Señor retirará de su presencia a sus sacerdotes y a toda actividad cultual porque en lugar de agradarlo, lo irritan con tanta falacia.