Judith 12 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 20 versitos |
1 Luego ordenó que la llevaran a donde tenía su vajilla de plata, y mandó que le sirvieran de su misma comida y de su mismo vino.
2 Pero Judit dijo:
– No los probaré, para no caer en pecado. Yo me he traído mis provisiones.
3 Holofernes le preguntó:
– Y si se te acaba lo que tienes, ¿de dónde sacamos una comida igual? Entre nosotros no hay nadie de tu raza.
4 Judit le respondió:
–¡Por tu vida, alteza! No acabaré lo que he traído antes de que el Señor haya realizado por mi medio su plan.
5 Los oficiales de Holofernes la llevaron a su tienda. Judit durmió hasta la medianoche, se levantó antes del relevo del amanecer
6 y mandó este recado a Holofernes:
– Señor, ordena que me permitan salir a orar.
7 Holofernes ordenó a los soldados de su guardia personal que la dejaran salir.
Así pasó Judit tres días en el campamento todas las noches se dirigía al barranco de Betulia y se lavaba en el manantial donde se encontraba el puesto de avanzada.
8 Volvía y suplicaba al Señor, Dios de Israel, que dirigiera su plan para exaltación de su pueblo.
9 Luego, purificada, volvía a su tienda y allí se quedaba hasta que, a eso del atardecer, le llevaban la comida.
10

La noche decisiva

El cuarto día, Holofernes ofreció un banquete exclusivamente para su personal de servicio, sin invitar a ningún oficial,
11 y dijo al eunuco Bagoas, que era su mayordomo:
– Trata de convencer a esa hebrea que tienes a tu cargo para que venga a comer y beber con nosotros.
12 Porque sería una vergüenza no aprovechar la ocasión de acostarme con esa mujer. Si no me la gano, se va a reír de mí.
13 Bagoas salió de la presencia de Holofernes, entró donde estaba Judit y le dijo:
– No tenga miedo esta niña bonita de presentarse a mi señor como huésped de honor, para beber y alegrarse con nosotros, pasando el día como una mujer asiria de las que viven en el palacio de Nabucodonosor.
14 Judit respondió:
–¿Quién soy yo para contradecir a mi señor? Haré en seguida lo que le agrade; será para mí un recuerdo feliz hasta el día de mi muerte.
15 Se levantó para arreglarse. Se vistió y se puso todas sus joyas de mujer. Su doncella entró delante y le extendió en el suelo, ante Holofernes, el vellón de lana que le había dado Bagoas para que se recostase allí a diario mientras comía.
16 Judit entró y se sentó. Al verla, Holofernes se turbó, y la pasión lo agitó con un deseo violento de unirse a ella, porque desde la primera vez que la vio esperaba la ocasión de seducirla,
17 y le dijo:
–¡Bebe; alégrate con nosotros!
18 Judit respondió:
– Claro que beberé, señor. Hoy es el día más grande de toda mi vida.
19 Y comió y bebió ante Holofernes, tomando de lo que le había preparado su doncella.
20 Holofernes, entusiasmado con ella, bebió muchísimo vino, como no había bebido en toda su vida.

Patrocinio

 
 

Introducción a Judith

JUDIT

Contexto histórico. Siempre tuvo Israel que enfrentarse con culturas extranjeras, sin perder su identidad o casi recreándola por contraste. Fue relativamente fácil con la cultura egipcia, cananea, babilónica, etc., pero la penetración y difusión del helenismo plantea al pueblo una de sus mayores crisis históricas.
El helenismo representa algo nuevo, sobre todo como irradiación de una cultura atractiva y fascinadora. Si las armas de Alejandro Magno vencieron, la cultura helénica convence. ¿Será una amenaza para Israel, para ese pueblo extraño que vive separado de los demás? ¿Podrá asimilar Israel la cultura griega del helenismo como un día asimiló la cultura cananea?
Hay que distinguir, a corto plazo, dos épocas en el desafío del helenismo. En la primera etapa, algunos espíritus críticos saben volver su mirada inquisitiva y crítica sobre sus propias tradiciones y doctrinas. A esta época podrían pertenecer el libro de Jonás y el Eclesiastés. Sin embargo, la posible asimilación pacífica queda violentamente truncada por la conjunción de dos fuerzas: los excesos de los círculos progresistas y la opresión de un tirano extranjero, Antíoco IV Epífanes, el gran enemigo del pueblo judío, del que hablan los libros de los Macabeos y al que parece referirse el libro de Judit.

El libro de Judit. En estas circunstancias, durante los azares de la rebelión de los Macabeos, nuestro autor anónimo se pone a componer una historia -probablemente hacia finales del s. II a.C.- que sirva para animar a la resistencia. Será una historia conocida y nueva, ideal y realizable; sonará a cosa vieja, pero tendrá una clave de lectura en el momento actual. La acumulación de datos precisos le sirve para enmascarar la referencia peligrosa a los hechos del día; los lectores de la época entendían fácilmente ese guiño malicioso, que suena ya en el nombre de la protagonista («La Judía»).
El argumento, reducido a esqueleto, es de pura ascendencia bíblica, aunque es nuevo el hecho de que el pueblo no haya pecado. Tradicional es el motivo de la mujer que seduce y vence al enemigo (Yael-Sísara, Dalila-Sansón); Judit toma algunos rasgos proféticos, denunciando a los jefes su falta de confianza, presentándose a Holofernes como confidente de Dios. También son tradicionales los motivos del extranjero alabando a Israel, el descubrimiento del asesinato, las danzas y el canto de victoria, la soberbia del extranjero agresor, el castigo del enemigo por la noche y la liberación por la mañana.
A esto se añade la abundante fraseología tradicional, que sumerge al lector en un lenguaje familiar, bastante concentrado. Este recurso literario tiene una función decisiva: el pasado todavía es presente y puede volver a repetirse, incluso adoptando formas nuevas.
El autor narra los hechos con amplitud, en proceso cronológico lineal (salvo dos síntesis históricas). Es maestro en el arte de sustentar y estrechar la acción, en la creación de escenas sugerentes, en la aceleración rítmica cuando llega el momento culminante. Descuella su manejo de la ironía a diversos niveles: caracterización de Nabucodonosor y Holofernes, las palabras de Judit al general enemigo, las alusiones del autor al partido colaboracionista.
En su estilo destaca el amor a las enumeraciones que expresan riqueza, extensión, universalidad, y la expresión enfática, retórica, y los discursos que piden una recitación dramática.

Texto. A través de la complicada y literal traducción griega es fácil, muchas veces, leer el texto del original hebreo que se encuentra detrás, con suficiente seguridad para mejorar dicha traducción.

Mensaje religioso. Es la destacada personalidad de Judit, «La Judía», la que encarna el mensaje religioso del libro, personalidad más simbólica que individual. Judit es encarnación del pueblo, como novia (por la belleza) y como madre, según la tradición profética. Encarna la piedad y fidelidad al Señor y la confianza en Dios, el valor con la sagacidad. Es una figura ideal que podrá inspirar a cualquier hijo de Israel. Como viuda puede representar el sufrimiento del pueblo, aparentemente abandonado de su Señor (Is 49 y 54); puede concentrar toda su fidelidad en el único Señor del pueblo. No teniendo hijos físicos, puede asumir la maternidad de todo el pueblo y convertirse en «bienhechora de Israel». Judit aconseja como Débora, hiere como Yael, canta como María.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas

Judith 12,1-9Informe de Judit. En este encuentro se resalta la postura de Holofernes, general vanidoso y arrogante, confiado en su poder y en sus éxitos militares. Cree que lo puede tener todo: la ciudad rebelde y esta hermosa dama que ha llegado hasta su propia tienda. Judit sabrá manejar perfectamente estas debilidades del general que él a su vez considera sus fortalezas.
11,11-15 podrían ser una crítica que el autor hace a sus contemporáneos y que pone en boca de Judit: se trtaría de una corriente político-religiosa que está cobrando fuerza en Jerusalén y que se caracteriza por una cierta laxitud y descuido respecto a las tradiciones y preceptos religiosos de Israel. El autor sabe que ésta es la puerta de entrada para que los enemigos contemporáneos entren a socavar la religión, con lo cual vendrá la pérdida de identidad nacional, cultural y, por supuesto, religiosa. En el campamento asirio, Judit mantiene su identidad judía tanto en la comida como en las prácticas de piedad (12,1-9).


Judith 12,10-20La noche decisiva. La noche fatal para Holofernes, noche de salvación para Judit y su pueblo, se enmarca en un banquete ofrecido por el general, ocasión para invitar a la huésped y oportunidad para poseerla. Hay un diálogo en el cual Judit, una vez más, va realizando una de las intenciones que contenía su plegaria: engañar con sus palabras. Esas palabras engañosas (12,4.14.18), únicas intervenciones de Judit, son suficientes para mantener a su enemigo tranquilo y confiado, lo demás será obra de la comida y el vino... Por su parte, Judit espera confiada.
El autor no revela aún en qué consiste el plan de la protagonista, pero ella sabe que este momento es decisivo, que es ahora o nunca que debe proceder, y se dirige al Señor interiormente para pedirle fuerzas en esta acción que, por demás, la hará famosa como irónicamente había vaticinado ya Holofernes (cfr. 11,23d). El plan de Judit se describe en 13,6-9. Con esto Judit ha cumplido una acción en la cual ha puesto en peligro su vida, pero sabe que es una acción de Dios el que haya tenido la valentía y el arrojo suficiente para hacerlo.